YAMILA KAYA
Una semana después, ya estaban los resultados de las dos muestras restantes. Había sido una semana de mucha incertidumbre, muchos miedos, y sobre todo mucha ansiedad.
Durante ese tiempo el pequeño Amed recibió dos quimioterapias más, y su estado anímico decayó en gran medida. No solo su estado anímico, por dios, se estaba apagando cada vez más. Su salud empeoraba con los días, y las reacciones adversas del feroz tratamiento, iban haciéndose notar con el paso de los días.
Al punto que ya fue necesario aislarnos de todo lo que pudiera significar una amenaza. Las fiebres reaparecieron, y el comité de oncólogos del hospital y del área de pediatría decidieron al unísono que lo mejor es que Amed estuviera ingresado en un area totalmente estéril, para evitar infecciones oportunistas y mortales. Eso implicaba que no podría recibir visitas y que yo no podría salir de allí hasta que se definiera totalmente el estado de la enfermedad.
Aaron estaba tratando de organizar una