CAPÍTULO 3

CAPÍTULO 3

YAMILA KAYA

—No hay junta directiva ni otros socios— explicó él sin ser prepotente o ostentoso— El casino es solo mío, sin otros socios, ni nadie a quien rendirle cuentas — explicó dejándome sorprendida. Sabia que los casinos eran negocios difíciles de manejar, por las enormes sumas de dinero que movían , y todos los negocios ilícitos que se tejían a su alrededor.

—¡Vaya! ¡Debes tener que dedicarle mucho tiempo!

—Solo el necesario— se apuró en responder—. Tengo un excelente y confiable gerente de operaciones, y dedico mi tiempo a otros negocios— musitó sin darle mucha importancia a la fortuna tremenda que ostentaba.

Realmente era un hombre encantador, no es que me pudiera mentir a mi misma al respecto. Aún así, no sabía qué pensar del coqueteo descarado de Aarón, pero decidí darle una oportunidad y darme una oportunidad a mi misma de sentir algo un poco distinto a lo acostumbrado.

Salir de mi zona de confort una noche, no terminaría por matarme, sobre todo después de tanto tiempo sin permitirme sentir algo.

También había que destacar que nadie había despertado algo parecido de lo que este hombre había despertado en mi… quizás fueran los vodkas, la soledad, o el ambiente; pero lo cierto es que me estaba sintiendo muy a gusto allí.

—Me pareces una persona muy interesante— me confesó Aarón sonriendo otra vez con una expresión tan audaz, que sentí que las bragas me resbalaban por la rodilla.

—¡Tu también, tú también!— me vi obligada a admitir. Yamila Kaya podría ser complicada y altiva, pero nunca una mentirosa. Mientras estuvimos allí en la barra, hablamos de varios temas intrascendentes, de nuestros empleos, de los pasos prohibidos de baile de mi amigo Richi en el medio de la pista.

—Pareces una persona interesante—, dijo Aarón , sonriendo de nuevo. —Y demasiado hermosa, es por eso que te pregunto… ¿Te gustaría ir a cenar conmigo alguna vez?— propuso y me sentí halagada, pero a la vez confundida. Lo lógico es que su propósito y proposición de esta noche fuera llevarme al Motel más cercano, pero en lugar de eso me invitaba a cenar. Podría estar un poco borracha, pero aún así su invitación era desconcertante.

No negaré que me sentí un poco incómoda por la propuesta repentina, pero el encanto de Aarón me hizo sonreír, mordiéndome involuntariamente los labios.

—Bueno, tengo un par de cosas que hacer, pero quizás pueda hacer espacio en mi agenda para ti—,dije con un guiño, siendo coqueta después de tanto tiempo.

—¡Eso suena genial!— exclamó Aarón, y rebuscó en su saco por un segundo pasándome una tarjeta negra y elegante— Llámame cuando esa agenda tenga un lugarcito para mi.

Nuestras manos se rozaron, y otra vez sentí la electricidad. Recuperándome de la impresión de sentir el roce de sus dedos en los míos, suspiré tratando de no perder la compostura, y así no lucir como una loca necesitada, que un hombre no tocaba desde el tiempo de las momias.

Miré aquella elegante carta de presentación en negro y plateado viendo su número telefónico anotado allí. Él analizó mi rostro y mojó sus labios.

— Prometo comportarme como un caballero— dijo con diversión.

Él era divertido y encantador, y no podía evitar sentirme atraída por él.

—¿Sabes que? ¡No confío que me llames!— dijo entrecerrando sus hermosos ojazos azules.

—¿¡No confías en mi!? — proteste dramatizando sentirme ofendida—¡Eso no me lo esperaba! ¡Te daré mi número entonces!

Le pasé mi celular, y él de inmediato lo tomo, y se marcó a su propio número; asegurándose de que quedara guardado.

—¡Te llamaré muy pronto, Yamila!— dijo desnudando mi cuerpo y mi alma con la fuerza de su mirada.

—Será mejor que regrese con mis amigos— me disculpe tratando de romper la fuerte atracción que se había desatado entre nosotros. Una cosa era salir por unas copas, y otra bien distinta, acostarme con un Perfecto desconocido y cuando decía «Perfecto»… ¡Si! Aarón era absolutamente «Perfecto». —Ya es tarde y tengo que irme— me disculpe otra vez, mirando mi reloj. —Pero fue agradable conocerte, Aarón Bianchi ".

—Lo mismo digo, Bonita—, respondió Aarón , sonriendo. —Me alegro de haberte conocido. Espero volver a verte pronto.

Me puse de pie, el posó su mano en mi cintura para luego besarme en la mejilla. Las rodillas estuvieron a punto de doblárseme, más trate de disimular. Ese acercamiento me hizo oler su loción masculina, que quedó impregnada en mis fosas nasales, como una marca de ese hombre en mi.

Me aleje de la barra. Y caminé al sitio donde estaba Richi solo, pues Melisa se había marchado con un conocido.

La sensación de emoción en el estómago estaba presente y Richi por esta vez se abstuvo de hablar, pues se percató que la compañía de ese hombre me había afectado como nunca en el tiempo que llevábamos de conocerme.

Ya una vez en casa, acostada, bañada y des maquillada no me podía dormir…

« ¿Podría haber algo entre Aarón Bianchi, y yo ? »

«¿Un empresario italiano se fija en una madre soltera?»

Solo el tiempo lo diría.

AARÓN BIANCHI

Terminé de analizar con el gerente, los asuntos del Casino por los cual me había llamado allí esa noche.

A fin de cuenta, por eso había ido. No acostumbraba a estar en el negocio de noche, cuando estaba atestado de clientes de toda índole, prefería mantenerme al margen, y solo aparecer allí cuando mi presencia era estrictamente necesaria.

Claro que, después de haber visto a esa belleza de cabello negro y cuerpo de diosa bailando en la pista, estaba convencido de que había valido la pena cada minuto del tiempo que había dedicado esta noche en venir a ocuparme de los problemas y no dejarlo para la mañana siguiente.

Will, mi gerente general era de mi entera confianza, y mi amigo leal por años. Si él me había llamado, era lógico que las cosas no estaban marchando bien. Así que después de haber disfrutado de unos cuantos Manhattan en la mejor compañía posible, subí al despacho de la Gerencia del Casino .

Después de la cita improvisada que tuve con Yamila, me estaba costando concentrarme, no pensé que pudiera ponerle asunto a lo que tenía que decirme Will, hasta que este entró de lleno e el tema en cuestion .

Por supuesto, que al escuchar el motivo exacto por el cual me habían hecho venir, mi ánimo cambió completamente: Andrés…

Andrés era mi hermano menor, un completo idiota, arrogante, vago, y desubicado total. Con él compartía poco o nada. Creo que la única cosa que nos unía era nuestra madre. La relación entre nosotros estaba totalmente arruinada hacia algún tiempo, y con sus acciones habituales no hacían otra cosa que empeorarse.

—¿Qué hizo ese vago esta vez?— pregunté a punto de perder los estribos y salir en la búsqueda del idiota que la naturaleza me había dado como hermano.

—Estuvo apostando en el Casino…— empezó diciendo Will despacio antes de soltar la bomba de tiempo—y bueno… siendo muy él… Perdió una fuerte cantidad de dinero…, pero lo peor de todo es que como tu hermano, valiéndose del parentesco entre ustedes exigió que la caja le devolviera cada centavo que había perdido. Estaba borracho y yo mismo no estaba presente para romperle la nariz, así que como imaginarás… se salió con la suya.

Llevé mis dedos al puente de mi nariz, en los últimos meses mi relación con Andrés iba de mal en peor, y ¿cómo diablos no?, si el muy imbécil iba de una estupidez a otra.

—¿De cuánto dinero estamos hablando, Will?— pregunté calmado, o al menos eso parecía. La verdad tenía unos fuertes instintos de buscarlo y tomar a Andrés por el cuello, para después apretar hasta que se tornara verde.

—Medio millón de dólares— informó el gerente e hizo una mueca bastante peculiar—¡La verdad es que tengo ganas de romperle la cara por lo que hizo!— expresó Will— Pero conociéndote amigo mío, ¡creo que cualquier castigo que se te ocurra para él, será mucho mejor!

Me puse de pie, ciertamente estaba furioso. Medio millón de dólares defalcados al casino, eran una suma considerable; pero eso no era lo que más me enojaba ahora mismo.

Me estaba fulminando el hígado saber que mis momentos agradables, siempre eran empañados por el idiota que tenía de hermano.

Una noche que marchaba Perfecta, en la que podía regresar a casa, a fantasear con una hermosisima mujer de cabello negro y ojos verdes, se había arruinado y todo gracias a ese irresponsable.

—Tienes razón, creo que esta vez Andrés se merece un castigo bastante fuerte— comenté airado. Estaba cansado del descaro con que se metía en mis negocios, y de la forma con que llevaba su vida. No es que me interesara como se manejaba en absoluto siempre que se mantuviera lejos de lo mío, sino que su injerencia en mis asuntos, era algo que no estaba dispuesto a tolerar.

—¡Estoy seguro que le darás su merecido, y lograrás que reponga hasta el último dólar!— afirmó Will, y se puso de pie, de la silla tras el escritorio. Caminó hacía un pequeño bar en la oficina, y sirvió un whisky de Malta de 25 años— Te vi muy bien acompañado, recién llegaste al casino— comentó con sutileza cambiando repentinamente de tema.

Sirvió dos vasos del líquido ámbar y me pasó uno. Mi vida privada era algo que no estaba abierto a discusión, ni a especulaciones y mi amigo lo sabía; y estaba claro lo discreto que yo podía llegar a ser con mis asuntos. Creo que solo Will se atrevía a hablarme del modo que lo hacia.

—Desde Alba no te veía esa cara de estar completa y absolutamente «fascinado con una mujer».

—¡Desde Alba han pasado muchas cosas!— dije en tono cortante. Odiaba que mencionaran a mi esposa. Había superado su muerte, pero habían heridas demasiado abiertas.

—Me gusto como te veías con esa chica— insistió Will— Hacía mucho que no te veía esa sonrisa estúpida en el rostro, me gustó verte otra vez de ese de ese modo en el que no eres un absoluto puerco espín con todo el que se te acerca . Al menos dime… ¿Le pediste su número telefónico?

—Creo que mejor me voy— murmuré evadiendo la pregunta— Tengo medio millón de dólares que recuperar.

—¿La llamaras?—insistió William que en ocasiones podía ser más chismoso de la cuenta.

—¡Lo pensaré!— mentí terminándome de un trago el vaso de whisky y poniéndome de pie listo para marcharme .

Lo cierto era que tan pronto arreglara el asunto con el inconsciente de mi hermano, me entregaría de lleno a conquistar a Yamila.

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