YAMILA KAYÁ
Cuando salí de mi habitación, bañada, perfumada y vestida con un atuendo muy juvenil, ya Aarón estaba en el living sentado en mi sofá.
Amed después de escuchar una larga historia por fin se había dormido y desde la puerta entreabierta de su habitación, podía ver que Aarón lo había arropado.
Me concentré entonces en observar al hombre que estaba sentado en mi sala. Los nervios empezaron a atacarme todos juntos, pero no puedo negar que en la ducha había fantaseado en desnudar a ese hombre de cuerpo imponente y Perfecto. Sentía tanta curiosidad por saber cómo se vería desnudo, de verlo desnudo sobre mí, haciéndome gemir y sudar junto a él.
Porque si de algo estaba segura, era que con hombres como él, que son tan considerados y amables con su dama, es imposible tener una mala experiencia sexual o un mal recuerdo.
Aarón tan pronto tuviera la oportunidad de meterse en mi cama, sería mucho más considerado con mis ganas y deseos que con los de él mismo. Me daría de todo h