Cassie
El silencio que me rodeaba era abrumador. El aire se sentía denso, pesado, como si el mismo bosque que me había dado refugio ahora estuviera conteniendo la respiración. No era solo el viento o las hojas moviéndose con suavidad; algo en el ambiente había cambiado, se sentía… peligroso. Como si la paz que habíamos logrado por fin estuviera a punto de desmoronarse.
Y no me equivoqué.
Un ruido distante, casi imperceptible, cortó el aire. Me detuve en seco, mis sentidos al límite, mi cuerpo tenso como una cuerda a punto de romperse. Damon estaba a mi lado, inmóvil, su mirada fija en el horizonte. Aquel lugar que antes me había brindado consuelo ahora se sentía como una trampa. Mis instintos me gritaban que algo estaba mal, que no íbamos a salir de esta.
—Damon… —susurré, sin poder evitar la creciente ansiedad en mi voz.
Él no respondió inmediatamente. En lugar de eso, dio un paso hacia mí, sus ojos escudriñando cada rincón del bosque como si pudiera oler la amenaza que se acercaba.