El tiempo se fragmentó en ese momento. Valentina de pie en la entrada con sangre corriendo por su rostro, Damián tambaleándose detrás de ella, y Gabriel con el dedo todavía en el gatillo, su arma aún apuntando al corazón de Tamara.

—¡MENTIRA! —gritó Valentina nuevamente, su voz resonando en el salón—. Gabriel, todo lo que te dijo es mentira construida sobre fragmentos de verdad.

Mariela se giró hacia ella con furia controlada.

—Creí que estarías inconsciente por horas.

—Apostaste mal. —Valentina escupió sangre—. Como siempre has apostado mal cuando subestimas a las personas que entrenas. —Miró a Gabriel—. Ella no te dijo toda la verdad. Nunca lo hace.

Gabriel no bajó el arma, pero su mano temblaba más violentamente ahora.

—¿Qué verdad?

Tamara apr