Capítulo 19. Dolorosa verdad.
Aunque a ella no le gustó haber tenido que engañar a los escoltas para salir de allí, fue la mejor manera que encontró.
Era necesario, escapar de su vigilancia, porque requería respuestas y en la única parte donde podía encontrarlas era en su antiguo orfanato. Donde sabía que vivió antes de ser adoptada.
El taxi que había tomado, se detuvo frente a una verja oxidada. El letrero "Hogar San Rafael" colgaba torcido, como cansado por los años.
Lyanna pagó al conductor con los últimos billetes que tenía arrugados en el bolsillo. Cada centavo valía la pena por esta verdad.
El corazón le latía con fuerza mientras empujaba la verja, que chirrió como un lamento. El patio estaba vacío, silencioso. Olía a tierra mojada y a recuerdos.
De la oficina salió una mujer mayor, con el cabello canoso y unos ojos que habían visto demasiado. Soraya. La directora. La misma que le había dado de comer, la que le había secado las lágrimas cuando era una niña asustada.
—Lyanna —dijo Soraya, con una sonrisa tri