El CEO Mendoza, aunque estaba enfadado, dolido, y decepcionado, no podía dejar de lado el amor que le tenía a su princesa.

— Rafaela no está del todo bien, Rafael, el embarazo le está complicando comer, ella vomita todo lo que come, eso le afecta, no tiene energías, la subimos a acostar, sigue muy pálida, ya he enviado al chófer por la medicina que le recetó el doctor.

— Ahhh... Pobre de mi niña, todo es culpa de Vladimir, ¿Me imagino que ya te dijo que él es el padre?

— Si, Rafaela me lo contó todo, ella lloró mucho, está muy preocupada porque tiene miedo de que la dejes de querer. Me gustaría saber que fué lo que le dijiste, sé que no hizo lo correcto, que no debió dar ese paso tan importante siendo tan jóven, pero eres su padre, no la puedes repudiar por este error, el esposo que conozco no sería capaz, ¿O sí?

— Por supuesto que no, querida, estoy molesto, esa hija tuya me va a hacer abuelo demasiado jóven, además yo quería que nuestra hijas tuvieran un futuro exitoso.