Capítulo 45

Elizabeth se conmovió mucho con la escena y Max que se había ubicado a una distancia prudencial sonrió satisfecho al ver lo sensible que se había puesto su jefe ante la presencia de esa pequeña.

–Papá, siempre quise conocerte. ¿Me permites abrazarte?

–Me haría muy feliz un abrazo tuyo muñeca –le respondió sonriendo.

Orlena rodeó su cuello y se fundieron en un tierno abrazo, bajo la atenta mirada de Elizabeth quien en ese momento lamentó haber privado a su hija del contacto con Emiliano y viceversa porque él se veía muy emocionado.

–Vayamos a sentarnos un momento –pidió Elizabeth.

Emiliano alzó en sus brazos a la niña que seguía aferrada a su cuello, una vez que tomaron asiento en una mesa alejada del bullicio y ordenaron bebidas acompañadas de bocadillos, la niña se dirigió al hombre:

–Papa, ¿por qué tardaste tanto para hacer un tiempo y venir a conocerme?

–Porque no sabía de ti hasta hace dos días.

Orlena giró su cabeci
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