A las 10 de la noche.
El enorme campo estaba prácticamente vacío.
Dos chicas corrían alrededor del perímetro.
Después de tres rondas, incluso Dalila, que estaba bastante en forma para ser una chica, jadeaba con dificultad mientras tomaba asiento.
El sudor le corría por la frente en enormes gotas.
Su cabello y su ropa estaban completamente empapados en sudor.
—Cariño, n-no deberías haber... venido conmigo.— Kamila intentó hablar mientras jadeaba.
Ella yacía en el suelo, incapaz de moverse.
Dalila se acostó a su lado y se secó el sudor de la cara, sonriendo. —No te habrías metido en semejante conflicto con ellos si no me hubieras defendido. Yo fui la causa de todo esto, ¿cómo iba a dejarte sola en esto?
Además, hace mucho que no tengo una buena racha. Esto no se siente tan mal.
—Jajaja, se siente bastante bien—.
Se quedaron tumbadas en el césped un rato mientras recuperaban el aliento. Solo cuando su respiración se calmó y se estabilizó, volvieron a sentarse.
—Bip.— Sonó el teléfono c