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¿Dónde está mi hijo?

Al despertar, ya Lucrecia había llegado, entró a la habitación del niño pero él no estaba, imaginó que alguno de sus padres se lo había llevado a su habitación, así que ella continuó con los quehaceres de la mansión.

Eran las diez de la mañana, Clara ya había llegado a la casa en donde su amiga vivía, extrañaba que Emma continuara dormida, siempre se levantaba a primera hora.

-¿Señora Lucrecia, está segura que el señor Connor y mi amiga están en casa?,

 -Si señorita Stuart,la habitación del señor Connor está cerrada, deben de estar durmiendo, dijo ella sintiéndose algo indiscreta, al dejar ver que la pareja había dormido en la misma habitación.

-Entiendo, dijo Clara sonriendo.

Bueno señora Lucrecia, en que puedo ayudarle, al menos mientras mi amiga se levanta, si es que lo hace, dijo ella riendo.

A eso de las doce del día, Noah bajaba las escaleras, un poco aturdido, como si estuviera ebrio.

-Lucrecia, llama a Hernán por favor, dijo desplomándose en las escaleras.

-¿Noah, hijo que te sucede, que pasa? Gritó Lucrecia al ver a Noah en esas condiciones tan deplorables.

De inmediato y sin pedir permiso, Clara subió a la habitación de su amiga, el olor a Escopolamina era bastante fuerte, ella de inmediato tomó una sabana y se la colocó tapando su nariz y boca.

-Emma, Emma, por favor despierta amiga, despierta, no me hagas esto, gritaba Clara con desesperación.

En la planta baja, Lucrecia había llamado a Hernán quien se dirigía hacia la mansión en una ambulancia a una velocidad bastante acelerada.

Clara gritaba a su amiga mientras le colocaba una bata de ducha, algunos empleados de la mansión subieron hasta la habitación de su jefe, encontrando a la mujer inconsciente y a su amiga desesperada.

-Hay una droga en el aire, cúbranse boca y nariz, ayúdenme a sacarla de aquí, dijo Clara desesperadamente.

Así lo hicieron, Emma y Noah estaban recostados en los sofás de la sala.

-Santo Dios, ¿dónde está mi sobrino?, preguntó Clara.

Uno de los empleados que ya había conseguido un cubre bocas, entró a la habitación, buscó en toda la planta alta y lo único que encontró fue un sobre cerrado que decía Emma y Noah.

-Señora Lucrecia, esto es lo único que encontré, del niño no hay ni rastro, dijo algo preocupado.

En ese momento, la ambulancia entraba a la propiedad, con Hernán desesperado y Oscar con él le dieron atención a los pacientes.

-¿Lucrecia, que ha  pasado, como es posible que mi hermano y Emma estén drogados de esta manera?

Las pupilas se veían dilatadas, se podía observar a simple vista que no era nada grave, pero que si habían inhalado alguna sustancia.

-Hernán, el olor a Escopolamina en la habitación era demasiado fuerte, esto no fue algo intencional, alguien los drogó, lo peor de todo esto es que el pequeño Noah no está en ninguna parte de la casa.

-Hernán hijo, mira esto, lo encontró Rubén en la habitación del niño, yo entré en la mañana pero no vi nada, imaginé que los señores se habían llevado a mi pequeño a alguna de sus habitaciones, dijo Lucrecia llorando.

Mientras que los demás paramédicos atendían a Noah y a Emma, Hernán leía la carta que se encontraba dentro del sobre.

-Ay Dios, esto no está bien, han raptado a mi sobrino, dijo Hernán bastante molesto y con una tristeza en el rostro.

Llama al detective Uribe, que venga de inmediato, esto hay que atenderlo ahora mismo.

Poco a poco Noah y Emma fueron despertando, la chica es quien estaba más afectada, Noah había podido levantarse y ponerse la bata de baño, mientras que Emma estaba completamente inconsciente en el momento en que él fue por ayuda.

-¿Cómo está Emma, Emma, como está ella?

Preguntaba Noah desconociendo la realidad de que su hijo había sido raptado.

Emma poco a poco fue despertando, miró a Noah y supo que algo andaba mal.

-¿Estás bien?, preguntó ella.

¿Dónde está mi bebé? Preguntó Emma mirando a Clara a su lado.

-Sí, gracias a los médicos, me sentí un poco mal, algo nos sucedió, pero estoy mejor ahora.

¿Dónde está Noah?

¿Hernán, que nos sucedió, algo nos durmió, que pudo ser?

-Hermano, los drogaron en la habitación con una sustancia llamada Escopolamina, es muy fuerte y parece que en la madrugada sucedió todo, un equipo está en la planta alta limpiando todo, pero eso no es lo más preocupante en este caso, necesito que estén tranquilos, porque lo que les voy a decir es fuerte.

Toma, dijo Hernán dándole la carta a Noah.

“Maldita sea Emma, te estabas revolcando en la cama con el hombre que te hizo daño, te engañó, te volvió nada y tu ahí abrazada con él, Massimo es mi hijo, te lo dije desde que supe que estabas embarazada, hoy en el bautizo me he dado cuenta de que no le pusiste mi nombre, sino el del infeliz este, es mi hijo Emma, mío.

Si quieren recuperarlo, dinero, dinero es lo único que quiero, lo que mueve el mundo, y te quiero a ti Emma a mi lado, para formar una familia como siempre lo he soñado contigo.

Noah, te doy un día para que me traspases tus empresas, te devuelvo a tu hijo cuando eso pase.

Massimo Forte”

Emma se desplomó de inmediato.

Noah miró al detective Uribe con desesperación.

-Ya lo estamos buscando Noah, te juro que lo encontraremos, dijo Uribe con seguridad.

El hombre estaba loco, mientras pedía dinero, pedía que ella estuviera

-Maldita sea, como no lo noté antes, es la letra de Rubí.

Emma no dejaba de llorar, por un descuido su hijo estaba en manos de Massimo.

-Emma, Noah aparecerá pronto, no te preocupes amiga, te prometo que pronto lo tendremos con nosotros, dijo Clara.

-Y si ese hombre le hace daño y si esa mujer lo maltrata, si no le da de comer, solo tiene dos meses Clara, es mi bebé, decía Emma entre llantos.

Pasó un tiempo, mientras Uribe movilizaba a todas las personas que podía para dar con el niño, Noah y Emma se daban una ducha y se vestían para salir a buscar a su hijo.

Al bajar, Noah llamó a Rubí, al número de teléfono desde donde ella lo había localizado para que le permitiera quedarse en su mansión.

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