La mente de Carlotta pensaba frenética, sus ojos rojos solo miraban a los de Stefano, que se había abalanzado para acortar la distancia entre ambos.
Negaba frenética con la cabeza.
Llevaba explosivos debajo de la ropa y estaba segura de que solo la dejarían acercarse lo suficiente para activarlos a distancia y volarlos en pedazos.
Ella causaría la muerte de su amor, quizás de ambos, las lágrimas bajaban por su sucio rostro y sus sollozos aumentaban amortiguados por la tela negra.
Era como si el tiempo transitara en cámara lenta y la decisión formándose en su mente, no podía permitir que Stefano se acercara a ella.
Miró al bosque oscuro, al lado de la estrecha carretera, correría hacia allá, lo más lejos posible para morir sola.
Ya no había salvación, este sería el final de ella y su bebé, si es que aún existía.
Pero en un segundo, todo cambio de repente.
Loretta se acercaba a ella, Carlotta pensó que seguiría de largo, a salvo con su padre, pero los ojos de la mujer conectaron con los