Unos dedos fuertes separaron sus labios, acariciando la resbalosa y diminuta entrada.
— Nmm— Carlotta gimió amortiguado, con los ojos cerrados, cuando dos dedos comenzaron a penetrarla, a abrir los suaves pliegues y provocarla.
Fabio no detenía su empuje y detrás era preparada para la placentera invasión de Stefano.
El líquido con olor a fresas se esparcía, dilatándola con ayuda del lubricante.
La verdad no lo necesitaba, si estaba a punto del orgasmo.
En menos de un minuto los dedos se retiraron y una suave punta comenzó a acariciar entre sus pétalos de arriba abajo.
Fabio la haló por el cabello y salió de su boca, solo para observarla en el momento de la penetración.
— ¡Aahhaahhh!
Carlotta gimió alto, arqueando la espalda y empinando las nalgas, abriéndose más para recibir el asalto de la polla de Stefano.
— Simplemente, deberías estar prohibida, eres un excitante peligro
Fabio le susurró sexy y ronco, viendo el movimiento de su cuerpo adelante y atrás, meneándose sobre la polla de