Él la besó nuevamente, la chica le encantaba esa nueva sensación, el beso fue poniéndose cada vez más intenso, sus lenguas se tocaban, ella mantenía sus manos sobre sus piernas, no se atrevía a moverlas, no sabía qué hacer.
Él tomó sus manos y las puso alrededor de su cuello mientras que las manos de él recorrían la espalda desnuda de la chica, Dante bajó uno de los delgados tirantes del vestido, mientras bajaba por el cuello de la chica con sus labios, él imaginaba que era parte del show de niña buena.
Ella cerraba sus ojos, lo que sentía le gustaba y mucho, el hombre sabía cómo excitarla al punto que comenzó a sentir humedad en medio de sus piernas y deseo de sentirse mujer.
Dante volvió a sus labios y los mordió suavemente, ya ella estaba perdida en sus brazos, era un hombre que sabía cómo hacerla subir hasta el cielo, no pensó que su primera vez fuera así, pero lo estaba disfrutando.
Él se detuvo, tomó un sorbo de vino y la miró sonriendo, con esa sonrisa que la volvía loca.
-Sabes algo, te haré el amor Zaira, no tienes una idea de cuánto te deseo, dijo el respirando cada vez más rápido.
La chica mordió su labio nuevamente, sintiendo como un escalofrío la recorría, y haciendo con esto que Dante la besara con más fuerza que antes, ella sabía a la perfección como excitar al hombre sin tocarlo siquiera, sin embargo, no era consciente de ello.
Él recostó a la chica en el sofá, se puso sobre ella y la besaba apasionadamente, mientras bajaba su vestido dejando sus senos descubiertos, el hombre sonrió para sí mismo, lo que había visto hasta ahora en la chica le había fascinado, ella sentía ganas de gritarle que le hiciera el amor esto gracias a la excitación que sentía, él comenzó a besar su cuello, nunca había tenido un nivel de excitación como el que sentía en ese momento, quitó la camisa de Dante torpemente sin dejar de besarlo ambos sentían sus pieles rosándose, cuando estaba sobre ella él muy excitado, ella podía sentir su entrepierna, se podía dar cuenta que era un miembro bastante grande, y ella muy asustada.
Zaira detuvo a Dante, con un espera por favor, en la copa solamente quedaba un sorbo de vino, pero ella llenó su copa hasta rebozar y la bebió por completo.
Él la miraba con deseo, la chica con solo una lencería en encaje de color negro, se levantó y caminó hasta donde estaba un pequeño bar, tomó una botella en donde leyó “whisky” y sin pedir permiso la abrió y bebió dos tragos mirando a Dante a los ojos.
-Cálmate Zaira, la idea es que disfrutemos, no que quedes inconsciente, dijo él, sin embargo, después pensó en la estupidez que había dicho, la chica era una prostitu@ y seguramente estaba acostumbrada a beber de esa manera cuando sus clientes pagaban, acababa de abrir una botella de cinco mil dólares y ni se inmutó.
Aparte, había demostrado que él no le interesaba para nada, así que seguramente estaba bebiendo de esa manera para poder soportar los besos y las caricias que él le daba y aprovecharse de su dinero.
Ella ya se sentía bastante desinhibida, caminaba hacia Dante de manera sexi, con sus senos expuestos y su pequeña lencería húmeda por la excitación.
Ella se inclinó sobre él quien estaba sentado en el sofá.
-Vamos, me quieres tener, tócame, excítame, pasa tu lengua por cada parte de mi cuerpo, hazme mujer, que esperas, dijo ella desabrochado el pantalón del hombre, quien en ese punto estaba muy excitado, la chica inocente ya no estaba, el licor había dado paso a una mujer que sabía lo que hacía y quería.
-¿Eso quieres, que te toque Zaira?
-No, lo que quiero es que me excites, que me hagas el amor, que me hagas mujer, dijo ella mirándolo a los ojos mientras que provocativamente y conscientemente mordía su labio y tocaba todo su cuerpo.
Dante la acostó sobre el sofá y comenzó a hacerle sexo oral, llevando a la chica a lo más alto de excitación, ella gemía haciendo que él se excitara con cada sonido y movimiento que hacía.
El hombre no esperó más, bajó su pantalón y tomó a la chica, la puso sobre él dejándola caer en su miembro que estaba listo para la acción.
El grito de dolor de la chica y las uñas clavadas en su espalda, hizo que Dante se desconcertara un poco, no sabía si era parte del show que estaba armando o realmente había sentido algo de dolor.
Ella abrazó al hombre para que no notara sus lagrimas de dolor caer sobre sus mejillas, él se movía arriba y abajo haciendo que su miembro tocara hasta lo más profundo.
Cuando el dolor fue pasando, ella comenzó a seguirle el movimiento, besó al hombre apasionadamente mientras se movía arriba y abajo, el hombre estaba loco de placer, la recostó en el sofá, se posó sobre ella, sus embestidas eran bastante fuertes, el hombre sabía perfectamente cómo moverse, con cada movimiento de Dante, Zaira gemía de placer, hicieron el amor por segunda vez sobre la alfombra blanca, esta vez, Zaira ya estaba preparada, sabía cómo moverse, él la besó, se quedaron dormidos.
En la madrugada, Dante con la misma luz tenue de la luna se levantó, dejó a Zaira en la alfombra y puso una manta sobre ella.
Al día siguiente la chica muy adolorida se levantó del sofá y había sangre en su entrepierna, en el sofá y hasta en la alfombra, buscó a Dante en la cabaña pero él no estaba, se vistió y salió, pero el que estaba en el lugar era el mismo chofer que la había recogido la noche anterior en casa de Stella.
La chica estaba un poco decepcionada y hasta triste, porque ella lo hizo por la cirugía de su madre, pero cuando se entregó a Dante en un momento, no sabía si era el licor, la excitación o que realmente lo estaba disfrutando y despertó sola en la cabaña en donde había tenido su primera vez
.-¡Buenos días señorita Smith! ¿Dónde la llevo?, mi jefe me ha indicado que la lleve al lugar que usted ordene.
-Buenos días, podría llevarme a mi casa, dijo ella, deseaba ir al hospital directamente, pero con aquel vestido no era buena idea.
Ya había recibido un mensaje del médico que la cirugía había sido todo un éxito, pero que Dana no despertaría hasta pasado medio día, ya que la anestesia que le habían suministrado era bastante fuerte.