EL BAILE.

Zaira se levantó para ir al tocador cuando terminaron de cenar, le había prometido a Arnold que bailaría con él y pronto comenzaría el baile, que era algo importante en la universidad, lo llamaban el primer baile como profesional, generalmente se hacía con la persona más importante en la vida, Zaira siempre imaginó que lo haría con su padre, pero ahora Arnold era esa figura paterna que tenía al lado.

-Señora Smith, como dijo hace un momento, me imagino el orgullo de ver a su hija graduándose con honores y como dijo usted, es una chica que hace todo por usted.

-Sí señor Fabbri, mi niña es una mujer hermosa, hemos pasado situaciones increíbles y ella ha resuelto todo, en algún momento le contaré todo, cuando lo invite a la casa a cenar, dijo Dana riendo.

Dante no se dio cuenta de que la mujer era muy astuta y que si lo estaba invitando a cenar a su casa, era porque se había dado cuenta de las miradas de Dante y su hija, él imaginó que era para llevarle un cliente más a su hija, la mujer era repulsiva para el hombre en ese momento.

Anunciaron el baile y Zaira estaba feliz de bailar con su tío, Arnold se levantó, la tomó de la mano y la besó en la mejilla, él era un caballero, la chica sonrió con cariño, Dante pudo ver el amor que la chica sentía por aquel hombre quien era un importante publicista en el continente.

Zaira y Arnold bailaban alegremente mientras que en la mesa los miraban felices, excepto Dante que miraba a la pareja que sonreía.

El primer baile finalizó y la pareja volvió a la mesa.

Dante no dejaba de mirar a la todos en aquella mesa, no entendía realmente lo que pasaba, Arnold y Berat, eran muy cercanos, a la madre de Zaira parecía n o importarle que su hija se exhibiera con un tipo mucho mayor que ella y Arnold, él no dejaba de llamarle princesa a Zaira, por otro lado él, sintiéndose el hombre más estúpido de la tierra, dejándose llevar por sentimientos que nunca antes había sentido por nadie y ahora una dama de compañía lo había llevado a aquello.

La música continuó y llamaron a bailar.

-Señorita Smith, me permite bailar con usted, dijo Dante extendiéndole la mano.

-Ve mi amor, te encanta bailar, vamos a ver si el señor Fabbri es un buen bailarín, dijo Dana sonriendo.

Dante sonrió con total hipocresía, seguramente ella sabía que su hija había pasado la noche con él y quería dos millones de dólares más, era inconcebible para él toda aquella situación, él se decía a si mismo que si el gran Aarón Smith estuviera con vida, se avergonzaría de todo aquello.

Zaira de mala gana se levantó, ella sabía que bailar con Dante Fabbri no traería nada bueno.

Ya en la pista de baile, absolutamente todos se admiraban de ver al hombre bailando con aquella chica que nunca había aceptado a ninguno de sus compañeros y mucho menos le habían conocido un novio, pretendientes muchos, pero ella estaba enfocada en sus estudios únicamente, ya después de que se graduara, ella vería si había algún chico que le llamara la atención.

-Bien Zaira Smith, eres la mujer más bella que he conocido, te juro que sería el hombre más feliz si tu aceptaras ser mi novia.

En ese punto el corazón de Zaira estaba desbocado, a ella el hombre le gustaba, se había entregado a él por la salud de su madre, pero había un sentimiento que no podía negar.

Zaira se quedó en silencio y Dante continuó.

-Pero hay un gran detalle en todo esto, sabes, yo soy un hombre que siempre he sido muy reservado con mi vida privada, como podría llevar de la mano a una mujer como tu Zaira, no sé con cuantos tipos has estado, con cuantos te has revolcado, mírate con Arnold Stone, él podría ser tu padre, a tu madre parece no importarle, o ella está de acuerdo con lo que haces.

-Ni se te ocurra decirle nada a mi madre Dante, ella no tiene idea de lo que hice, se moriría si se enterara, fue por ella y solo por ella, estaba desesperada, dijo la chica casi al borde del llanto.

-¿Lo hiciste por ella? Que conveniente, porque no parece importarle que te metas con Stone.

-Stone no es lo que piensas, no me interesa ser tu novia, tu empleada ni nada tuyo, estuvimos juntos una noche, me dejaste sola en la cabaña, pagaste un alto precio, no fui yo quien dijo cuánto dinero quería por una noche contigo, nadie te obligó a pagarlo, me imagino que no te gustó puesto que te fuiste de tu propia casa.

-Por Dios mujer, no podía quedarme y verte dormir como si nada, no podía quedarme ¿no lo entiendes? Dijo él tomándola por la cintura fuertemente.

-No, no lo entiendo señor Fabbri, pero bueno, asumo que usted está acostumbrado a pagar por mujeres con más experiencia que yo y posiblemente que le cobren menos dinero, pero como le digo, yo no puse el precio y créame o no, nunca había imaginado que haría algo así, usted no lo entendería, porque le sobra el dinero, hasta para pagar a una prostitut@ como yo.

-Pues sí señorita Smith, me sobra el dinero para pagar todos los días a una como usted, dijo Fabbri al ver que la chica le mentía descaradamente, era su modo de vida y estaba a la vista con Arnold, le estaba sacando dinero y aun así en la cara le decía que “nunca había imaginado que haría algo así”.

¿Dígame, cuando me venderá una noche más?

-Nunca señor Fabbri, nunca, yo no me vendo, si lo hice una vez, fue por mi madre, su vida dependía de ello. Dijo Zaira dejando a Dante solo en la pista de baile.

Zaira llegó algo alterada a la mesa.

-¿Mi vida que sucedió, y el señor Fabbri?

-¿Mamá, nos podemos marchar, me siento algo agotada?

-Como tu digas princesa, vamos a casa, es tu noche, tú decides, dijo Arnold siendo escuchado por Dante.

-Disculpen, toma Zaira, un recuerdo de una noche inolvidable, dijo Dante, dando una caja de la joyería “POLVO DE ESTRELLAS”.

La chica abrió la caja y había una cadena en oro de veinticuatro quilates, con un diamante bastante grande en un extremo de la cadena, la misma que le había entregado el día que se entregó a él en la cabaña.

Solo Zaira y Dante sabían el significado de las palabras “un recuerdo de una noche inolvidable”.

-Mi vida, está hermosa, hacen juego con los pendientes que tu padre te obsequió, dijo Dana agradeciendo a Dante por traer el recuerdo de su esposo en una manera tan bonita.

-Es todo un placer señora Smith.

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