David
—Creo que no debería ir tras ella ahora mismo —me aconseja Ana al notar mis ganas de subir corriendo a buscar a Ámbar.
—¿Por qué no? Tengo que aclararle todo —mascullo.
Ya no puedo soportar esta situación. Necesito que ella entienda que no estoy con esa mujer y que no debe dejarse llevar por esas notas periodísticas. Estoy luchando por erradicarlas a través de mis abogados, quienes harán las denuncias correspondientes por difamación.
—Ella tiene que calmarse y tomarse su tiempo. Además, tiene una marca muy evidente en el cuello.
—No, esto es otra cosa —le miento.
Claro que es una marca de mujer, pero no sé cómo explicarle a Anastasia que esto me lo hizo Ámbar sin tener que contarle toda la verdad.
—Señor, soy vieja, pero no tonta. —Me observa, entrecerrando los ojos—. Parece que pasó una noche muy divertida.
—Sí, lo hice, pero no de la forma en que estás pensando. Bueno, tal vez sí, pero todo tiene una explicación, que le daré a Ámbar cuando esté más tranquila.
—Le comun