Sara cerró la puerta y miró a Mila tomando su bolso, y haciéndose una coleta alta.
—Es momento… acaban de salir… debemos irnos
Mila asintió también metiendo algunas cosas en su bolso, y luego tomó a Mila del brazo.
—Sabrán que salimos… Alexey me dijo ayer que llamara a Mikhail para encontrarse con él.
—No importa… vamos caminando, tomamos un taxi y luego otro… llegaremos a la suite de Mikhail… mi padre no sabe dónde queda, nadie, excepto tú y yo… Marco nos recoge en un punto y luego llegaremos allí, necesitamos hablar con él… Nunca puedes ceder a la petición de papá…
A Mila le temblaba un poco la boca, pero le dolían los ojos cuando se puso delante de Sara.
—¿Crees que Mikhail esté enojado conmigo?
Y Sara frunció el ceño.
—Incluso yo estoy enojada contigo, pero no es tu culpa, confías demasiado y…
Mila negó para detenerla.
—Ya no más… —Sara asintió en silencio, y ambas bajaron sin escuchar un solo ruido en la mansión.
Literalmente caminaron hasta la salida, y ningún guardia las detuvo