El rugido del motor resonaba en los oídos de Mila mientras manejaba por las calles de la ciudad. El encuentro con su padre la dejó con un nudo en el estómago y una sensación de desesperación. Trataba de comprender las palabras que había escuchado en la cafetería, pero la realidad era abrumadora. Sus pensamientos se agolpaban, y el recuerdo de Moscú resurgía con fuerza.
Al llegar a la organización, fue recibida con algunas caras sorprendidas, y otras sonrisas un poco disimuladas, sabía que había estado mucho tiempo fuera, y quizás Marco pensaría que no iba a salir con mucho, pero le encantaba la forma en que lo iba a sorprender.
—¿Cómo es eso del favor? —Mila dio un brinco cuando alguien susurró muy cerca y al girarse se encontró con la sonrisa de Bruno.
—Tú…
—Y tú… estoy ansioso.
—Te lo explicaré todo, pero debo ir a donde el jefe…
Bruno era el hijo de Marco Harris, literalmente el segundo al mando de toda la organización, y una de las personas más cercanas a ella, después de Sara y S