CAPÍTULO 29

—¿Cómo estuvo tu noche? —Kereem alzó la ceja cuando Janna preguntó en el desayuno.

—¿Qué quieres decir?

—Ya sabes, no está Sanem, debiste sentir una soledad apremiante… —Kereem achicó los ojos a su hermana, y luego miró a sus sobrinos discutiendo algo sobre su tablet.

—¿A qué horas saldrán?

—Como unas dos horas… —Janna tomó un pan y lo masticó—. ¿Estás bien?

Él asintió y se puso de pie acomodando su chaqueta.

—Tenemos una larga reunión, la ONU para variar, defiende los derechos de los delincuentes.

Janna sonrió.

—Tómalo con calma.

—Trataré, pero si insisten en ponerse pesados, los botaré de mi país —ella asintió orgullosa.

—Ese es mi Emir, quien me representa de verdad… —Kereem se agachó para darle un beso en la cabeza y se despidió de ella para comenzar a caminar mientras, a su espalda, Asad lo ponía al tanto.

—La seguridad está lista, utilizaremos autos blindados como siempre, su hermano Naim ya está en el patio principal, solo esperamos por el ministro.

Kereem se detuvo por un mome
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