NO HA TERMINADO.
NO HA TERMINADO.
La puerta de la habitación donde se encontraba Elara se abrió lentamente, Nathaniel, que acababa de llegar, subió rápidamente a verla. Estaba dormida, quizás el miedo, el estrés al que había estado sometida o simplemente el cansancio la habían vencido. Se acercó a la cama lentamente, sus ojos empapándose de ella, y su corazón latiendo de agradecimiento porque estaba a salvo. Se sentó suavemente, cuidando de no despertarla, y extendió su mano para acariciar su mejilla.
Elara murmuró algunas palabras y pronunció su nombre.
―Nathaniel...
―Sí, mi amor, aquí estoy, contigo... ―susurró él en respuesta.
Elara no abrió los ojos; dentro de todo, supuso que se trataría de un sueño.
―No te vayas nuevamente...
Él sonrió.
―Lo prometo ―dijo, antes de inclinarse y besar sus labios.
Elara sintió la calidez de estos y abrió los ojos lentamente, solo para encontrarse con su sonrisa. Su pecho se agitó y una especie de felicidad infinita se apoderó de ella.
―Nat...
―Aquí estoy, amor ―dij