ERES SOLO UNA AMANTE.
ERES SOLO UNA AMANTE.
Elara empujó la pesada puerta de cristal del hospital y entró en el estéril y familiar ambiente. El olor a antiséptico y la luz blanca la golpearon con recuerdos de visitas pasadas, pero esta vez, su corazón latía con la emoción de compartir su reciente viaje a Francia con Rose. Subió apresuradamente las escaleras, y al llegar a la habitación de Rose, sus ojos encontraron la figura cansada pero sonriente de su hermanita.
― ¡Rose!
― ¡Elara! ―la niña le dio la más hermosa de las sonrisas.
― ¿Cómo está mi pequeña? ¿Me extrañaste?
―Sí, aunque Sara vino a visitarme muchas veces.
―Bueno, ¿adivina? Te traje algo de mi viaje.
― ¿En serio? ¿Qué es Elara? ¡Muéstramelo!
La pequeña estaba impaciente como cualquier niño de su edad. Y Elara abrio su bolso y le mostró una hermosa lámpara de noche con la forma de la torre Eiffel. De hecho, Nathaniel la había escogido para ella, pero Elara omitiría esa parte.
― ¡Wauu! Es hermosa, Elara.
― ¿Te gusta?
―Mucho. Ahora tengo