CHANTAJE.
CHANTAJE.
―Así que esto es lo que escondías ―murmuró Bridget con una sonrisa divertida. ―Resulta que estás en negocios sucios, y no solo eso, también tienes tus fetiches sexuales ―chasqueó la lengua. ―Muy malo para usted, senador, muy malo.
Sacó el USB y lo guardó en su bolso; esta información era demasiado valiosa, y pensaba sacarle provecho. Wilfred iba a tener que pagar un alto precio si quería que ella se la entregara. Más tarde, se preparó para salir.
― ¿Te vas? ―preguntó Renata. ―Quería invitarte a almorzar.
―Eh… ¿Qué tal una cena? Quiero irme de compras.
Renata no insistió.
―Está bien, que disfrutes tu día de compras.
Sin embargo, los planes de Bridget eran otros; iba a copiar toda la información, pero no iba a arriesgarse a hacerlo dentro de la mansión, así que iría a un ciber café. Mientras conducía, recibió una llamada.
― ¿Bueno?
―Dime que tienes buenas noticias, cariño ―dijo Wilfred con fingida dulzura.
Bridget se río y, con altivez, respondió.
―Por supuesto que y