CARA A CARA.
CARA A CARA.
CHICAGO.
―Señor, todo está listo para su discurso ―informo el asistente.
Wilfred se giró y asintió; sin embargo, su mente estaba en otra parte, miraba su teléfono cada cierto tiempo esperando la llamada de Manuel, su mano derecha. La puerta se abrió nuevamente y Wilfred giro y dijo.
―Diles que salgo en 10 minu…
Las palabras se cortaron cuando vio a Naomi parada en la puerta, sus ojos rojos le decían que había estado llorando, las ojeras confirmaban que no había dormido en horas. El senador miró en silencio a su única hija.
―Hola, papá… ―susurro ella haciendo todo lo posible por controlar sus emociones. ―¿No te alegras de verme?
Naomi cerró la puerta y dio un paso adelante sin apartar los ojos de su padre.
―Naomi… tú, ¿qué haces aquí?
Ella sonrió burlona.
―¿Eso es todo lo que dirás a tu hija? ¿A la que no ves en tanto tiempo?
Ella parpadeó para evitar que las lágrimas cayeran, el dolor y la decepción en su pecho ardía con intensidad. Mientras tanto, el senador, q