Lianys
Su mano se cuela por debajo de mi abrigo tocando mi espalda baja. Los latidos de mi corazón son fuertes, demandantes y peligrosos, me alejo unos centímetros de él para poder verle la cara. Sus ojos brillan al igual que los míos y sin vergüenza alguna, planté mis labios sobres los de él, esta vez soy yo quien lo besa con ganas de más, con deseo y lujuria.
Los botines caen de mis manos para aferrarme a su nuca. Nuestras lenguas batallaban en quien domina a quién pero me dejo dominar ante su toque agresivo y posesivo. Enrolle mis piernas en su cadera como un koala y él me sostiene por mi trasero. Camina conmigo encima hasta la carpa, él se sienta en el suelo junto a los cojines y yo a horcajadas.
Baja el cierre de mi abrigo y me deja con una camisa blanca que es casi transparente; además, como me hallaba en mi habitación no estaba usando brasier. Lo veo quedarse hipnotizado por mis pezones erectos a través de la camisa, los masaje haciendo que crea que es una tortura peo relament