Al entrar, Danilo acomodaba los platos en la mesa de la sala; ya que la de la cocina era muy pequeña para alojarlos a todos. Los niños se soltaron y corrieron a tomar su lugar en las dos sillas del frente; mientras Danilo acomodó la que estaba apoyada contra la pared, para que encabezara la mesa - Siéntate aquí - luego, se alejó para ir a la otra esquina y escoger algún trozo de madera que no estuviera tan dañado. Lo colocó junto a los niños antes de volver a la cocina.
-Mn, huele muy rico - comentó Lucía.
-Hoy huele diferente.
María sonrió sin decir nada. Danilo salió con su propio plato de comida - ¿podemos comer ya? - preguntó Lucía justo cuando su padre se sentaba en una silla inestable.