Silvia apuntó a los empleados que ahí trabajaban mientras caminaba hacia uno de los escritorios. Todos, incluso Camila se agacharon y se trataron de cubrir con sus manos, por supuesto, esa acción poco podía hacer para protegerlos, pero lo hicieron por instintivo, para tratar de evitar mirará a Silvia a los ojos.
Ella, en cambio, busco por los escritorios sin vacilar, buscando entre lo que había encima, una de las cajas que contenían las llaves de los autos que ponían en renta y efectivamente encontró una, pero para su mala suerte, estaba cerrada con un candado de seguridad. Sabia que el empleado que atendía ese puesto debia tener la llave, por lo que busco con la mirada al empleado más cercano a ella, lo tomo por la camisa y le apunto la cabeza.
—¡Abre la m*****a caja!—le ordeno haciendo un gesto con la cabeza para que aquel hombre dirigiera su atención hacia lo que ella necesitaba. El tipo reaccionó con nerviosismo y asombro, Silvia era delgada y por la complexión de su cuerpo deduj