El sonido del teléfono vibrando sobre la mesa me sacó de mis pensamientos. Miré la pantalla, y era Marlon.
El tipo no entendía la palabra "descanso" si su vida dependiera de ello. Sin embargo, decidí responder.
Necesitaba hablar con alguien, y, aunque no estuviera seguro de qué exactamente quería decir, Marlon era la única persona que podía entenderme sin juzgarme.
—¿Qué pasa, hermano? —dijo su voz al otro lado de la línea, sonando despreocupada como siempre.
Suspiré y me recosté contra el respaldo del sofá, pasando la mano por mi rostro.
—No sé qué está pasando,algo no me cuadra con Ivanna.
Hubo un largo silencio al otro lado, como si estuviera procesando mis palabras. Sabía que me conocía lo suficiente como para darme cuenta de que algo más estaba en juego.
—¿Ivanna? ¿La misma chica que...?—preguntó con una leve risa, pero no era el momento de bromear.
—Sí, la misma. Mira, no sé qué me pasa, pero no puedo dejar de pensar en ella. Es más complicado de lo que parece.
Podía escuchar