"Patricio"
Mi mamá era una mujer aún muy hermosa y llena de energía. Era una mujer negra, con abundante cabello rizado, que trataba como un verdadero tesoro. Mi papá, hijo de españoles, siempre decía que se había enamorado de ella a primera vista, pues parecía una princesa guerrera. Y realmente era una guerrera.
—Mi hijo regresó de viaje y me enteré por una amiga. ¿No tienes consideración con tu madre? —Mi mamá era una mujer decidida y una madre amorosa. —¡Lisa! Querida, qué bueno verte aquí. ¡Me puse tan feliz al saber que estás trabajando con mi hijo!
Lisandra se levantó y la abrazó. Vi sus ojos brillar con ternura al encarar a mi mamá.
—¡Tía Lucinda! —Lisandra abrazó a mi mamá con cariño.
Mis papás la adoraban, siempre estaban hablando de ella en casa. Estuve muchos años sin ver a Lisandra, pero mis papás iban mucho a Europa y siempre la visitaban. No se cansaban de decir lo linda y especial que era y resaltaban todas las cualidades que esa niñita iba adquiriendo con los años.