UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 48. Un ejemplo de humillación
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 48. Un ejemplo de humillación
Petra asintió despacio, como quien escucha una canción familiar.
—Me temo que yo soy una mujer muy antigua —murmuró, sacando una vara fina pero firme, lo mismo que el hada madrina de cenicienta sacaba su varita mágica de la nada—. Así que creo que unos cincuenta azotes bastarán para que esta señorita aprenda a pensar antes de actuar.
—¡¿Cincuenta?! —chilló Dorina—. ¡No pueden hacer eso! ¡Esto no es la maldit@ Edad Media! ¡No puedes ir golpeando a la gente con una vara, eso va contra los derechos humanos!
—¿Y asesinar no va contra los derechos humanos también, muchacha? —le replicó Petra sin levantar la voz.
—¡Esta zorra ni persona es! —escupió Dorina y un segundo después Petra le daba una bofetada seca, directa, que la tiró al suelo otra vez.
—¡Pues ahora serán sesenta!
Dorina se quedó en el suelo, con la mano en la mejilla y los ojos abiertos como platos. Se había quedado sin argumento, sin dignidad y sin escapatoria.
Pero