UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 49. Un asunto personal
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 49. Un asunto personal
Sari no movió ni un músculo mientras escuchaba los gritos de Dorina desde el exterior del pasillo. No quería venganza, pero no podía evitar que cada grito de su hermana le aliviara un poco esa herida que había sido imposible de cerrar durante demasiados años.
Volvió a su habitación respirando mejor, sintiéndose más fuerte, y esa noche no permitió que nadie le llevara la comida a su habitación, sino que dispuso todo para cenar con Ivan en el comedor principal, con velas y coqueteo, porque sabía que él se sentiría mucho más tranquilo al verla levantada y animada.
Y no se equivocó, porque esa misma noche, más tarde, cuando Ivan regresó al castillo, su rostro había perdido la tensión fría de las semanas anteriores, pero su mirada seguía inquieta. Notó de inmediato el silencio inusual en los pasillos, pero cuando cruzó el salón principal y vio a Sari esperándolo junto a la ventana, fue como si simplemente todo en él floreciera.
—Llegas