UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 47. Una buena persona
UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 47. Una buena persona
Cuando Dorina entró, lo hizo con aire de cordero recién llegado al redil. Caminaba con los hombros caídos y la mirada tímida, como si la situación la abrumara.
—¿Querías verme, señora? —preguntó con una dulzura tan falsa que casi pegaba al oído.
Sari alzó la vista lentamente y el silencio se alargó unos segundos más de lo normal. Le había tenido a su hermana más miedo que amor toda su vida, más incomprensión que confianza, pero si de algo había servido vivir tanto tiempo a su lado, había sido para conocerla y saber que no había en ella bondad que no fuera fingida.
—Sí, Dorina —suspiró Sari—. Me gustaría saber cuáles son tus verdaderas intenciones —dijo directamente, sin cortarse ni un pelo.
Dorina se hizo la confundida, y parpadeó lentamente, como si la pregunta la hubiera tomado por sorpresa.
—¿Perdón? —ladeó la cabeza.
—Ayudaste a Mirta con su sandalia floja mientras traía mi comida. Y tú jamás has sido tan amable ni siquiera con