UN ÁNGEL EN GARANTÍA. CAPÍTULO 11. Una compensación

“¿Quiere que me corra un poquito más para allá?”

¡ “¿Quiere que me corra un poquito más para allá?”!

Ivan sintió que el enojo le chisporroteaba en las venas como el cordoncito que encendía los fuegos artificiales, pero no pudo evitar fijarse en algo que le llamó la atención: sus pies desnudos tocando el agua, la pequeña cesta que parecía ligera pero con cuidado puesta junto a ella, y en la que asomaba un trozo de tarta y una botella de agua.

—¡¿Y se puede saber qué rayos estás haciendo aquí!? ¿Descalza? ¿Metiendo los pies en el agua? —preguntó como si eso pudiera disuadirlo del brutal castigo que se merecía, algo así como una sarta de nalgadas.

Pero por un segundo el rostro de Sari se quedó sin expresión, y luego la sonrisa que apareció en su rostro fue un poco triste, como si hubiera descubierto un secreto que nadie quería contarle.

—Nunca había visto el mar —dijo bajito—. Pensé que valía la pena acercarme.

Ivan frunció el ceño, y t