CAPÍTULO 59. De la desesperación a un verdugo con exceso de crueldad
CAPÍTULO 59. De la desesperación a la confesión
Brenda gritaba como si eso fuera a salvarla, pero lo cierto era que aquel cuartucho de mala muerte con olor a humedad y óxido, parecía ser solo la antesala del infierno al que iba a entrar.
—¡¿Qué estás haciendo, Jackson?! ¡Suéltame ahora mismo! —demandó.
Pataleaba en la camilla, pero tenía los brazos firmemente atados a los costados con correas acolchadas. El cuero se le clavaba en la piel, pero no tanto como el miedo que empezaba a abrirse paso en su pecho como una llama.
—Tranquila —le dijo Jackson, en un tono casi amable, como si le hablara a un paciente nervioso—. No tienes que asustarte. Todo estará bien si cooperas.
Brenda lo miró boquiabierta. El hombre frente a ella no era el mismo con el que se había casado el día anterior. Este Jackson tenía la mirada gélida, la mandíbula tensa y la voz cortante, sin un gramo de emoción.
Parecía un verdugo de película. Uno elegante, calculador, y dispuesto a todo.
—¿Dónde estoy? —preguntó ell