CAPÍTULO 45. De un idilio de amor a un parto apresurado
CAPÍTULO 45. De un idilio de amor a un parto apresurado
Pamela apretó los puños con impotencia. No le gustaba la idea de tener que esperar, pero al parecer eso era lo único que podía hacer.
—Entonces prepáralo todo. No quiero más errores. Esta vez, nos vamos a asegurar de ganar.
Reggie asintió, y sin más, volvió a besarla, como si nada del mal que planeaban pesara en sus conciencias. Con movimientos hábiles y muy poco románticos, volvió a quitarle la ropa. Pamela, entre jadeos y risitas fingidas, se dejó llevar. Pero mientras la lengua del médico recorría el cuello de su… sugar mommy, su mano iba en otra dirección.
Con la destreza de un ladrón de guante blanco y la falta de moral de un villano barato, Reggie deslizó uno de los costosos anillos de Pamela —un zafiro azul del tamaño de una canica— debajo de la alfombra de su cama sin que ella se diera cuenta. Al final necesitaba dinero, sin importar si ella se lo daba o él se lo quitaba.
—Haremos un gran plan, ya verás. A fin de cuentas