Tres semanas después.Raquel Martínez. Estoy en mi habitación sentada en posición de indio sobre la cama mientras miro un programa sobre animales y quito las vendas de mis antebrazos. Ya las heridas han cicatrizado de forma correcta así que no tiene caso usar más vendaje, y para mí suerte las marcas de las cortadas no son tan visibles, debes acercarte mucho para que se noten unas cuantas.Sigo en la casa en medio del bosque, después del funeral de mis padres Erick decidió que nos quedaríamos un tiempo más ya que estar apartada del ruido de la ciudad según él me haría bien y no se equivocó, este lugar me ha servido para pensar, razonar y sobrellevar la muerte de mis difuntos padres.En la casa ahora estoy solamente con Sandra quién se encuentra abajo probablemente limpiando, mientras que Erick salió por la mañana sin decir a donde iba, pero imagino que está en su empresa.Empiezo a aburrirme en cuestión de segundos así que decido bajar al despacho que el ojiverde tiene acá en buscar d
Raquel Martínez.Debido al susto que me llevo cuando posaron en mi hombro una mano fría claramente de un hombre, me sobresalto y mi respiración empeora en un ataque de pánico.— ¿Te encuentras bien? —preguntó un hombre con una voz un tanto familiar—. ¿Estás perdida? Incómoda muevo mi hombro para quitar su mano de dicho sitio, todavía presa del miedo y lo encaro. No veo su rostro, pero sí la silueta de su alto y corpulento cuerpo debido a la tenue luz de la luna que nos ilumina.— Si, estoy bien, no se preocupe —trato de sonar lo más convincente que puedo— Ya me iba a casa, adiós.Me doy la vuelta y camino dos pasos hacia delante, pero a causa de mi torpeza caigo de bruces en el suelo al tropezarme con algo que debido a la obscuridad no puedo ver qué fue.— ¡Diablos! —me quejo sentándome para limpiar mis manos sucias en mi short.— ¿Qué ocurre? —su voz sale con un toque de preocupación—. No veo nada, dame un segundo.Encendió la linterna de lo que parece ser su celular y después escuc
Antes de que Raquel se perdiera en el bosque y se encontrará con Zack.<3<3<3<3Erick Collins.Me tambaleó hacia atrás producto a la bofetada que recibo por parte de la castaña y la suelto tratando de mantener el equilibrio y no caer mientras la veo salir corriendo por el pasillo. Verla llorar así me hizo sentir pésimo, como el peor hombre de todos, no tuve que haberle dicho esas cosas tan hirientes y tampoco mencionar a sus padres, sé que a ella todavía les duele recordarlos. Pero es que el alcohol en mi sistema no me dió para medir mis palabras ni las consecuencias de las mismas.Intento ir detrás de ella, pedirle perdón hasta que acepte mis disculpas, pero una voz me detiene cuando pienso hacerlo.— ¿A donde crees que vas? —preguntó mi secretaria a mis espaldas.¡Mierda!Había olvidado que ella está aquí.Suspiro cansado, y giro sobre mi propio eje para mirarla.Ella tiene una ceja alzada esperando mi respuesta, mientras cubre su cuerpo desnudo con una de mis sábanas blancas.— De
Raquel Martínez.Zack une nuestros labios en un casto beso, pero no puedo procesar nada, ni el beso ni lo que sucede después ya que todo pasa tan rápido ante mis ojos y en menos de nada veo a mi exnovio en el suelo pasando su dedo por su nariz y éste queda impregnando de la sangre que sale de la misma.Me pongo pálida de solo ver a la persona que lo golpeó, me quedo paralizada sin siquiera pestañear tratando de comprender que diablos hace Erick acá frente a nosotros.— ¡¿Qué significa esto Raquel?! —ladró rabioso.— E-Erick, yo te lo pu-puedo explicar —tartamudeo nerviosa.— ¡¿Qué carajos me vas a explicar, ah?! —sigue gritando—. ¡¿Qué mientras yo estaba preocupado por ti buscándote, tú estabas aquí con este de ofrecida?! Señala al hombre que sigue en el suelo.— Erick eso no es así —me levanto del banco e intento acercarme, pero él dió un paso hacia atrás—. Déjame hablar y...— ¿Para qué? —me interrumpe—. Si no hace falta, ya descubrí la clase de mujer que tú eres, ¡eres una...!Ant
Raquel MartínezDetiene el auto frente a la casa poco después, se bajó de primero para abrirme la puerta del auto y una vez pongo un pie afuera vuelve a tomarme del brazo. Entramos a la casa y el ojiverde desaparece unos minutos en los que creo que ya pasó todo, que no reclamará nada más, pero me equivoco al verlo salir del pasillo que da al pequeño despacho con unas llaves en sus manos.— Sígueme —pasa por mi lado, pero se detiene al ver que no lo sigo.—¿A dónde? —la voz me sale temblorosa.— ¡Qué te importa! —espeta, tomándome del brazo otra vez—. ¡Si te digo sígueme, pues me sigues sin refutar a nada!Me lleva arrastras por un pasillo de la casa que da a una parte en la que no había estado durante este tiempo. Una puerta se asoma al final, el sótano probablemente.— ¡Me lastimas Erick! —me quejo.— ¡Joder, cállate! —ordena irritado, molesto—. ¡Me tienes harto con tus quejas!— Si es así entonces suéltame, yo puedo caminar sola.— Ni crees que lo haré para que vuelvas a escaparte.
Raquel Martínez.El sonido de unas pisadas hacen que despierte y debo pestañear varias veces seguidas para acostumbrar a mis ojos a la claridad que proviene de las escaleras.Miro a dicho sitio y es cuando lo veo venir caminando hacia mí con señales de haber estado tomando, desde aquí puedo oler el olor a alcohol que viene de él.— Hola preciosa —dice sonriendo.Mientras camina se tropieza con algo, pierde el equilibrio y se tambalea hacia adelante, pero se sostiene de la silla cerca de las escaleras para evitar caer de bruces al suelo.— ¿Qué haces aquí? —pregunto seria—. ¿Y en ese estado Erick?— Quería verte —se encogió de hombros—. Y estoy bien, solo fue un trago.El que arrastre las palabras al hablar, se tambalee al caminar y se ría solo de quien sabe que como un retrasado me asegura lo contrario.— Por supuesto —digo sarcástica—. ¿Uno multiplicado por cuánto? Él no responde, sólo me mira.Suspiro, cansada.— Iré a buscar a Sandra para que te lleve a tu cuarto —me levanto de la
Raquel Martínez.Despierto temprano, tocó por inercia con mi mano el lado izquierdo de la cama el cual ahora se encuentra vacío, pero no le doy importancia a eso.Me estiro todavía sobre la cama y me levanto para después irme a mi habitación; una vez llego voy directamente al baño donde hago mis necesidades, cepillo mis dientes y me doy una corta ducha.Salgo a la alcoba y tomo del clóset lo primero que a mí parecer es más cómodo: una sudadera gris y unos pantalones cortos negros con mis converse blancos. Para después bajar a desayunar.Tarareando la canción Lovesick Girls de Blackpink cruzo la sala con la intención de ir a la cocina, pero me detengo cuando escucho como dicen mi nombre a mis espaldas.— ¡Raquel! —giro sobre mi propio eje encontrándome con una Sandra mirándome asustada—. ¿Qué haces ahí? Si Erick te ve...— Tranquila —suelto una risa por lo bajo—. Él mismo me dejó salir anoche.— ¿En serio? ¡Al fin!— ¿Dónde está él? —curiosa, pregunto, alzando una ceja.— Salió a corre
Raquel Martínez.En cuanto abro mis ojos, noto que ha amanecido por la luz del sol que se cuela por las ventanas abiertas.Estiro mi cuerpo todavía sobre la cama y me doy cuenta que dormí en la habitación del ojiverde. Pero él no está, tampoco su sobrino.Me siento en la orilla de la cama para ponerme mis zapatos y desde mi posición puedo ver cómo se abre la puerta del baño, dejando ver después a un Erick recién bañado quien sólo trae puesto una toalla cubriendo su cuerpo desnudo de la cintura hacia abajo.— Pensé que seguías durmiendo —dice cuando me vio.Se dirigió hacia su armario y entró a buscar ropa.— No acostumbro a levantarme tan tarde a veces —comento, tratando de no mirarlo—. ¿Por qué no me despertaste anoche?Salió del armario y lanzo una camiseta azul de mangas cortas y un jeans a la cama, justo a mi lado.— Porque no quise.Sin evitarlo, una vez que se detuvo al otro lado de la cama lo miré detalladamente.Su marcado abdomen parece estar definido cada vez más, así como s