“Heitor”
Estábamos sentados en la sala planeando una salida cuando mi hermana hizo una videollamada a sus hijos.
“¡Hola, mamá! ¿Dónde estás?”, respondió Clara con ojos brillantes e inocentes, pero ya no podía creer su inocencia.
“¡Hola, cariño! Estamos en Madrid, esperando la conexión. ¿Se están portando bien?”. La expresión de Hebe era ligera y relajada.
“Siempre me porto bien, mamá. En cuanto a Enzo, ya sabes, es un adolescente, no se puede esperar mucho de él”, dijo Clara con desdén, haciéndome sonreír.
“Deja de hacer el ridículo, Clara. Soy un joven educado, mamá. Siempre me porto como un caballero”, protestó Enzo.
“Genial, sigue así para que mamá pueda viajar más a menudo”. Abrí los ojos de par en par; apenas se había ido y ya tenía planes de volver. “Déjame hablar con tus tíos”. Sam y yo cogimos la tableta y charlamos un rato con Hebe y Edu, pero sentía un pinchazo persistente en las costillas. Clara estaba inquieta. Decidí poner fin a la discusión.
"Hermana, quiero preguntarte