"Héctor"
Llegamos al refugio y había muchos animales. Clara estaba emocionada e incluso un poco triste, lo cual me conmovió. Caminó entre las perreras y jugó con los cachorros que se acercaban a la puerta.
En la última perrera, vio un perro grande acostado en la parte trasera. Tenía ojos redondos y tristes, orejas caídas, pelaje corto y era negro con una pequeña mancha blanca que le iba desde entre los ojos hasta el hocico, y una pequeña pata blanca. Estaba solo en la perrera.
Clara se agachó y le pidió al encargado que abriera la puerta. Cuando se abrió, Clara gateó hasta la parte trasera y acarició al perro, que la miró con la cabeza ladeada. Ella le susurró algo al oído, y él la olió y se levantó. Ella se fue, y él se fue con ella.
"¡Listo, tío, aquí está!" Abrazó al perro por el cuello. Era casi tan alto como ella, le llegaba por encima de la cintura, y le lamía la cara, haciéndola reír. "¿Cómo se llama, señor?"
"Este es Trufa. Es un perro adulto, pero aún joven. Tiene un año y me