Era sábado por la mañana, yo estaba en casa jugando con Pedro en la alfombra y Melissa estaba tumbada en el sofá. Estábamos hablando muy animadamente. Las reuniones en casa de Alessandro ya no tenían lugar todos los sábados, sólo cuando Alencar tenía algo muy importante que informar. Pero hoy teníamos el día libre y estábamos planeando qué hacer.
Mi teléfono celular sonó en el mostrador de la cocina y fui a contestar. Cuando miré la pantalla, reconocí el número como perteneciente al consultorio del médico y me pareció extraño. Respondí con gran sorpresa.
- ¿Hola?
-¿Catarina? Ella es Silvia, la secretaria del doctor Molina. ¿Todo está bien?
- Sí, claro. Bueno Silvia ¿y tú?
-Muy bien, gracias. Estaba esperando que me contactaras nuevamente para reprogramar tu cita. Ya ha pasado un tiempo.
- Vaya, Silvia, lo había olvidado por completo. Es solo que he estado teniendo unos días realmente agitados. – Recordé vagamente que tuve que cancelar la última cita y que olvidé reprogramarla más tard