“Junqueira”
De camino a la oficina, no dejaba de pensar en ese almuerzo ridículo de ayer. Quería matar a ese imbécil de Alessandro. Lo que nos ha dicho y hecho a mí y a mi hija solo aumenta mi odio por ese niño mimado. Pero no será posible librarme de él. Necesito que se case con mi hija y que ella tenga un heredero con su apellido. El apellido Melléndez abre muchas puertas y asegurará que todo lo que ese idiota tiene sea de mi hija y de mi nieto, y por lo tanto, mío.
Lo peor es que logró posponer esta boda tres meses. Posponer la boda solo pospone mis planes, pero mi hija tuvo que armar un berrinche para una maldita fiesta. Sin embargo, al final, es mejor que esta boda sea grande y pomposa, y que salga en todos los periódicos, como quiere Carolzinha, para que no haya duda de que mi hija será la esposa y madre de un legítimo Melléndez. Pero aún falta una cosa: quiero esa casa, la de sus padres. ¡Una propiedad preciosa! Tras la muerte de sus padres, cerró la casa y se mudó a ese pequeñ