1 día después.
Kael se apoyó contra el marco de la puerta del balcón, cruzado de brazos, con la mirada fija en Emma que caminaba de un lado a otro con el celular en la mano. Clara observaba en silencio desde la cocina, con un gesto de desconfianza aún pintado en el rostro, pero sin intervenir.
—¿Estás seguro que es buena idea? —preguntó Emma, con el ceño fruncido mientras miraba el mensaje de su jefa.
—No puedes ir a trabajar en estos días —insistió Kael, en tono firme pero no agresivo—. Damián tiene una conexión contigo que le permite sentirte a kilómetros… yo no. Si algo te pasa mientras estoy distraído, no podré llegar a tiempo.
Emma suspiró. Sabía que tenía razón, pero no le gustaba la idea de ausentarse. No quería levantar sospechas. No quer&ia