Capítulo 15.
La mañana después de la fiesta de anunciación, la mansión Harrington estaba sumida en un silencio de resaca. Eleanor dormía pesadamente, exhausta por el drama y el apasionado beso de la noche anterior. Liam estaba despierto, su mente fijada en el fuego que salía de la chimenea, absorto en sus pensamientos añoraba salir de esa cárcel para ir a ver a su padre.
A las siete en punto, el mayordomo de la mansión, un hombre rígido y silencioso llamado Fitzwilliam, tocó a la puerta de la suite.
—Señor O’Connell. Un mensajero insistió en entregar esto directamente a usted.
Fitzwilliam le entregó una carta sellada con cera roja, no tenía nada de misteriosa, pero si tenía una caligrafía inconfundiblemente precisa. Liam tomó la carta, la frialdad del sello quemándole la palma le produjo un escalofrio.
—Gracias, Fitzwilliam.
Liam se dirigió al baño, el único lugar donde podía garantizar la privacidad. Abrió el sobre. Dentro, había una única hoja mecanografiada, sin membrete. Era una orden direc