Gabrio no tenía que sospechar que eso era un trabajo, esa era la única condición, así que no haber recibido respuesta a mi mensaje fue el puntapié inicial para acercarme a su casa con total inocencia.
Emilia me recibió feliz y me invitó a pasar. Fui derecho a la habitación de Gabrio y toqué la puerta. No respondió, volví a tocar y tampoco hubo respuesta, así que abrí la puerta lentamente y asomé la cabeza. Estaba acostado, de costado y enrollado en las sábanas, el brazo derecho le colgaba afuera de la cama.
ㄧ¿Gabrio? Soy Paula… ¿puedo pasar?
Alzó la cabeza apenas un poco, pero volvió a dejar caer la cabeza sobre la almohada. La habitación olía fatal, a encierro, a hierba y a sudor.
Entré a la habitación y cerré la puerta, me agaché a su lado y le pasé la mano por los rizos.
ㄧ Estoy preocupada por Charmander, ¿dónde está? ㄧ Le pregunté tratando de fingir que verlo así era algo completamente normal. ㄧ Tengo algunas cosas que contarle.
Gabrio se acomodó mejor en la cama, Charmander estaba debajo de su pecho, lo sacó con un poco de dificultad, porque estaba con todo su peso sobre él y me lo dio.
ㄧ Hola, Charmander, te extrañé. ㄧ Le dije al peluche aplastado y le di un beso en la cabeza que olía como al sudor de Gabrio, acre y acebollado. ㄧ ¿Me extrañaste?
Obviamente el peluche no respondió.
ㄧ ¿Me extrañó? ㄧ Le pregunté a Gabrio, que asintió con la cabeza.
ㄧ También te extrañé. ㄧ Le dije a Charmander… o a Gabrio. ㄧ Estuve ocupada trabajando para conseguir el dinero suficiente para que puedas vivir conmigo.
ㄧ ¿Vas a llevarlo? ㄧ Gabrio habló, tenía la voz ronca, como si no hubiera hablado en mucho tiempo.
ㄧ Todavía no, quiero darle una buena vida. ㄧ Le sonreí, pero él no me sonrió de vuelta. ㄧ Aparte… huele fatal. ㄧ Reconocí. ㄧ Tiene que darse un buen baño antes de vivir conmigo.
Estábamos ahí, él en la cama, mirándome con su ojo malo y yo sentada en el suelo, contra su mesa de luz abrazada a Charmander. Estábamos en la oscuridad casi total a pesar de que afuera era un día radiante, solamente llegaba una luz azul desde el teclado de la computadora, que brillaba en color neón. El brazo que tenía afuera de la cama tocó mi rodilla suavemente. No era una caricia, era solamente contacto y no lo rechacé, me quedé ahí, acariciando a Charmander en silencio sintiendo el costado de su dedo índice tocarme la rodilla.
Después de un rato alguien golpeó la puerta, era Emilia.
ㄧ ¿Vas a quedarte a cenar, querida? ㄧ preguntó
ㄧ No, gracias. ㄧ respondí
ㄧ ¿Segura? Va a venir mi padre con salchichas alemanas…ㄧ insistió.
ㄧ Me esperan en casa. ㄧ Aseguré, y Emilia se fue y cerró la puerta. Otra vez oscuridad.
Suspiré y miré a Gabrio, seguía inmovil. Le acaricié los rizos y esta vez él suspiró.
ㄧ ¿Querés hablar? ㄧ Le pregunté, ensortijando en mi dedo un mechón de su pelo. Sacudió la cabeza en una negativa. ㄧ ¿Querés que me quede o preferís que…? ㄧ No me dejó terminar.
ㄧ Quedate. ㄧ pidió con la voz ronca y alzó su mano derecha llena de pequeñas cicatrices para sujetar la mano que tenía en su cabeza y la bajó hasta su mejilla.
Le acaricié la mejilla y pasé mi dedo por la cicatriz que tenía debajo del ojo. No podía imaginarlo intentando arrancarse el ojo, no parecía algo propio de ese Gabrio deshecho en la cama.
Gabrio hundió la cabeza en la almohada. Estaba llorando, pero no dije nada, le volví a acariciar el pelo mientras se sacudía ligeramente a causa del llanto.
Nunca había estado cerca de alguien depresivo, sin dudas Gabrio lo era, no sabía qué tenía que hacer, pero decidí tratarlo como a los gemelos omitiendo la parte de que Gabrio no era un bebé. Lo dejé llorar demostrándole que estaba ahí, pero sin hablarle y un rato después, cuando se calmó, volvió a sacar su rostro de la almohada y habló.
ㄧ Me duele el ojo. ㄧ dijo con la voz todavía quebrada por el llanto.
ㄧ ¿Te traigo alguna medicación? ㄧ Le pregunté, y él me pidió las gotas que estaban en la mesa del escritorio.
Se las alcancé, y por sí mismo se colocó una gota espesa y amarilla en el ojo derecho, que escurrió como una lágrima dorada. Se quedó un rato con el ojo cerrado y aproveché a tapar el frasquito y dejarlo en la mesa de luz.
Se sentó en la cama y se estiró hasta agarrar la pipa, vació el contenido en un cenicero que tenía en la mesa de luz y buscó en los cajones un poco de marihuana. Ya estaba acostumbrada a verlo fumar, así que le pasé las cerillas que estaba en la mesa de luz y lo observé encender la llama y aspirar el humo.
Fumo apurado, una calada atrás de la otra y dejó la pipa en la mesa de luz sobre el cenicero, se limpió el ojo derecho con la mano y suspiró.
ㄧ ¿Te sigue doliendo? ㄧ pregunté, preocupada.
ㄧ Siempre me duele. ㄧ reconoció. ㄧ Pero ahora me duele menos.
Le sonreí, y volví a sentarme en el piso, pero él me pidió que me sentara en la cama y me hizo un lugar. No rechacé la oferta, la cama de él era enorme, así que podíamos estar juntos sin estar pegados, el único detalle era que olía mal. A sudor, a encierro, a grasa corporal… Pero no dije nada sobre eso, y me quedé ahí, con él. Saqué mi celular y le mostré unos videos divertidos que había visto últimamente y nos quedamos ahí, revisando tik tok hasta que mi teléfono se quedó sin batería. No tenía idea qué hora era, pero ya tenía hambre. Mi estómago rugió sin disimulo y Gabrio intentó una sonrisa pero sólo fue una mueca extraña.
ㄧ ¿Te vas a quedar a comer?
Negué con la cabeza y me preguntó por qué.
ㄧ Es un abuso si siempre que vengo como. ㄧ reconocí.
ㄧ Yo te invito, no es abuso.
Fingí que lo pensaba.
ㄧ ¿Vas a bajar a comer si me quedo? ㄧ le pregunté.
Negó con la cabeza.
ㄧ No puedo comer con tu familia si no estás… ㄧ resolví
ㄧ No quiero salir… ㄧ respondió con pesar.
Nos quedamos en silencio un rato.
ㄧ ¿Y si subo la comida?ㄧ Pregunté.
Lo pensó y aceptó.
Me levanté de la cama y fui a buscar la comida mientras lo dejaba a cargo de Charmander.
Abajo la familia de Gabrio me esperaba con ansiedad y yo sólo podía pensar en las salchichas alemanas que olían tan bien…
ㄧ No quiere bajar a comer, pero aceptó que subiera comida. ㄧ Dije y el abuelo festejó con alegría y me preparó una bandeja con comida para que la subiera. Emilia me agradeció con lágrimas en los ojos y me convencí de que esa era una buena acción.
Subí con la bandeja y la puse en la cama para que comamos. Pero Gabrio no quiso comer, solamente aceptó tomar agua y me observó deglutir con ansiedad las deliciosas salchichas.
ㄧ Están riquísimas. ㄧ Le advertí, desesperada por el sabor increíble.
ㄧ¿Te querés quedar esta noche? ㄧ Me preguntó, mientras me observaba intentar no morir atragantada.
Negué con la cabeza.
ㄧ Tengo que volver a mi casa. ㄧ tomé un trago de agua antes de volver a hablar. ㄧ Pero puedo volver mañana, ¿te parece?
Gabrio asintió con la cabeza y yo seguí comiendo ante la atenta mirada de Gabrio. Después de comer tuve que despedirme, no podía quedarme más tiempo porque iba a hacerse tarde para volverme en bus.
ㄧ ¿Vas a volver mañana? ㄧ Me preguntó, preocupado.
Le aseguré que iba a volver y pareció quedarse tranquilo. Me despedí de él y de Charmander y me fui con la bandeja.
Emilia se ofreció a llevarme a mi casa, y como era tarde, acepté y de paso le conté en el camino lo que hicimos. Emilia parecía satisfecha, y antes de que me bajara en la esquina, me pagó. Me sentí mal recibiendo el dinero, pero sabía que lo iba a tener poco tiempo en mi mano, mi madre me lo iba a pedir en cuanto entrara. Así que mientras caminaba a mi portal separé lo que debería haber ganado realmente cuidando a alguien y el resto me lo guardé en el brassier.