Carla se puso feliz de recibir mi celular viejo y sentí un poco de pena por ella por ser feliz con tan poco. Mi celular nuevo era hermoso, tan rápido y eficiente que me pregunté cómo había sobrevivido tanto tiempo con mi antiguo aparato.
La cámara del nuevo celular era una maravilla y ahí caí en cuenta de que no tenía ninguna foto con Gabrio. Ya lo extrañaba, lo extrañaba con locura y le escribí un mensaje diciéndoselo.
Respondió una hora después, sólo dos palabras “te necesito”.
No necesité más, y a la noche fui a su casa después de cenar para fingir que me importaba mi familia. Pasé por la farmacia y compré condones, mi primera vez comprando seriamente