Mundo ficciónIniciar sesiónSacó de sus bolsillos unas llaves y me las lanzó. Las cogí al vuelo sin dificultad y le seguí en dirección a un coche deportivo de gama alta de color negro con las ventanas tintadas.
No podía ser otro coche, eso estaba claro.
Era un diamante en medio de aquel aparcamiento lleno de tartanas de nuestros antepasados más lejanos.
Apunté al coche con el botón del llavero y las luces se encendieron al instante.
—¿Me das las llaves como prueba de buena voluntad? —le pregunté divertida.
—Te doy el coche y todo lo que puedas soñar si te vienes a vivir conmigo —me contestó con una sonrisa traviesa, sabiendo que sus palabras se las llevaría el viento. Hasta oídos curiosos.
Le miré alzando una ceja.
En otra época quizás habría sido más inocente, más impresionable. Pero las cosas







