66. Reconocimiento
Alessandro
Habría preferido quedarme arriba con Andrea y observarlo dormir, pero la mirada que Valentino le dedicó a Roxana al llegar me había puesto en alerta. Bajé las escaleras y Roxana se apartó de sus brazos al verme. Pero la rigidez en los hombros de mi hermano fue lo que me hizo tomar asiento. Si levantaba un dedo contra ella frente a mí, no dudaría en ponerlo en su lugar, sin importar las consecuencias familiares que nos trajeran.
—Problema solucionado —dije—. Ese chico duerme como un tronco.
Se giró hacia mí, y en sus ojos vi el cálculo inmediato.
—Debe ser incómodo estar aquí por tanto tiempo. Sin tus libertades…
—Para nada. —Me recosté contra los cojines—. De hecho, es interesante observar sus dinámicas familiares.
—¿Qué se supone que significa eso? —Su mandíbula se tensó.
—Me usaste para escapar del hospital, Valentino —Dejé que mi tono condescendiente se filtrara en él—. Y a mí no me vengas con tu estúpida excusa de la oficina. Solo te dije que estaba por llegar y deja