50. Sin refugio
Alessandro
El apartamento de la asistente de Dana olía a comida casera y tuve que quitar algunos libros del sofá que me indicó para tomar asiento.
—Gracias por recibirme tan tarde —dije, avergonzado al verla en bata y con restos de mascarilla en su rostro mal lavado—. Sé que no fue fácil coordinar esto un sábado por la noche.
—La doctora Giordano me explicó la situación antes de irse —respondió. El sobre manila descansaba en la mesa como si fuera lo más normal del mundo—. Así que no se preocupe. ¿Quiere café?
Negué con la cabeza. Solo quería terminar con esto.
El sobre no pesaba nada, pero mis manos temblaron al tomarlo. Años de búsqueda, de tratamientos fallidos, de esperanzas rotas ahora quizá estaban resumidos en una hoja de papel.
Rasgué el sobre al mismo tiempo que la chica se fue a la cocina y agradecí el gesto en silencio.
El título: «RESULTADO DE PRUEBA DE PATERNIDAD» encabezaba el documento, pero mis ojos saltaron directamente a la línea que importaba:
99.7% probabilidad de