Dasha no necesitaba ser vidente para saber qué algo ocurría, pues el alejamiento que había entre Vladimir y Lev estaba más que claro, no simplemente porque se sentarán en sofás diferentes, más bien era la forma en la que el moreno veía a su hijo, y qué decir de Dima y Lucya, quiénes sus rostros reflejaban claramente el sentir de ese momento, el de su hijo cargado de culpa, y el de Lucya cargado de comprensión.
Eran sus hijos y los conocía, y por eso mismo no podía evitar ver la diferencia que al menos para ella era más que notoria, y no era solo físicamente, ya que Vladimir era el calco de su padre Lukyan, y Dima era una copia exacta de ella, solo sus ojos eran distintos, los de Vladimir eran los mismos que los de Dasha, mientras que los de Dima eran iguales a los de Lukyan, pero la diferencia que notaba Dasha en sus hijos, era en su temple y eso se debía a la forma de crianza que habían tenido.
Y es que a Dasha le habían arrebatado a Vladimir apenas y había nacido, mientras ella lo c