Lucya creyó que Vladimir tardaría mínimo veinte minutos en tomar su baño diario, por lo cual apenas el rubio ingresó a la ducha, la morena se escabulló al ascensor, pues según ella, tenía una misión que cumplir, ya que había citado a Emiliano a una cafetería, no muy lejos de su departamento, pero apenas había llegado al recibidor, cuando alguien ingreso por la puerta y la sujetó del brazo.
— Kisa. —el susurro de Vladimir le erizó la piel, pues se oía más que peligroso.
—Tú, ¿qué haces aquí? —indagó sin comprender cómo era posible que el rubio apareciera frente a ella, cuando estaba más que segura que había ingresado al baño, varios pisos sobre ellos.
—Ven conmigo y te lo explicaré.
El rubio no la dejó protestar y simplemente subió con ella nuevamente a su departamento, donde azotó la puerta tras ellos provocando que Lucya diera un pequeño salto.
—Algo en mi interior me hizo saber que tu cabecita estaba planeando algo, por lo que, en lugar de ingresar al baño, simplemente fui al cuarto