18 Verdades.
Vladimir era un hombre acostumbrado a hacer su voluntad, a rodearse de gente eficiente, gente obediente, y sin embargo, no sabía por qué el destino lo castigaba de aquella manera, ¿por qué entre tantas mujeres se había enamorado u obsesionado de una jovencita que si bien tenía 18 años su mentalidad se asemejaba a una de 8?, porque malditamente no podía creer cómo separaba los vegetales de su plato, sus dientes trinaban, solo por percatarse de que Lucya no recibiría los nutrientes que necesitaba para mantener su cuerpo en forma si seguía actuando como una niña.
—Debes comer todo lo que se serví. —dijo tratando de mantener la calma en sus palabras, algo que le estaba costando.
—No quiero, no me gusta, y no lo comeré. —el mafioso dejó caer sus cubiertos, algo que en otras circunstancias hubiese hecho temblar a sus hombres, sin embargo, Lucya lo vio sobre sus pestañas y luego bebió de su soda.
—Ese comportamiento deberás cambiarlo, ¿Dima nunca te dijo que te ves ridícula al comportarte co