Mundo ficciónIniciar sesiónEl calor del Corazón de Fuego era una bestia física, una presencia que empujaba y asfixiaba. Los artesanos, con el sudor perlando sus frentes, trabajaban el fuelle con un ritmo constante, sus músculos tensos por el esfuerzo. Las llamas dentro del horno rugían, cambiando de un naranja intenso a un blanco azulado, una temperatura que nunca antes habían logrado.
Nayra se acercó, su rostro protegido del calor por un trozo de tela húmeda. En un crisol de arcilla reforzada, colocó un pequeño fragmento del mineral mágico. Usando unas largas pinzas de madera, lo introdujo con cuidado en el corazón abrasador del horno.
Esperaron. El tiempo se estiró, medido solo por el jadeo del fuelle y el rugido del fuego. Los artesanos observaban, sus rostros una mezcla de miedo y fascinación. Estaban intentando quemar una piedra sagrada. Era un a







