(Ariel)
Miré alrededor de la habitación, sintiendo un leve peso en el pecho al pensar en dejarla atrás. Era extraño imaginar que, en pocas horas, ese espacio que había sido mi hogar durante tanto tiempo estaría vacío.
Aun así, la idea de que Jess fuera a formar una familia allí me traía cierto consuelo, como si aquel lugar estuviera destinado a nuevos comienzos.
Perdida en mis pensamientos, el sonido del timbre me sacó bruscamente. Miré el reloj y vi que eran casi las once y media de la noche.
Fruncí el ceño, preguntándome quién podía estar llamando a esas horas.
Al abrir la puerta, me sorprendió ver a Christian allí, de pie, con varias bolsas en la mano.
Una mezcla de curiosidad y aprensión se instaló en mi pecho mientras lo miraba, intentando entender por qué estaba allí tan tarde.
—Christian… ¿qué haces aquí a estas horas? —pregunté, con la voz cargada de confusión.
Él sonrió con suavidad, y pude notar una mezcla de gratitud y determinación en sus ojos.
—He… venido a darte las grac